Hepatitis C: Causas, Síntomas, Diagnóstico y Tratamiento
La hepatitis C es una infección viral que afecta principalmente al hígado y puede llevar a complicaciones serias como la cirrosis o el cáncer hepático. Muchas personas no son conscientes de su infección debido a la naturaleza frecuentemente asintomática
Qué es la Hepatitis C
La hepatitis C es una infección viral que afecta principalmente al hígado y puede llevar a complicaciones serias como la cirrosis o el cáncer hepático. Muchas personas no son conscientes de su infección debido a la naturaleza frecuentemente asintomática de las etapas iniciales de la enfermedad. Este artículo busca tener un entendimiento claro sobre las causas, síntomas, diagnóstico y tratamiento de la hepatitis C, resaltando la importancia de la detección temprana y el manejo adecuado de esta enfermedad
Causas de la Hepatitis C
La hepatitis C se transmite a través del contacto con sangre contaminada por el virus. Las formas más comunes de transmisión incluyen el uso compartido de agujas o material para inyectarse drogas, prácticas de tatuajes y piercings en condiciones no estériles, y transfusiones de sangre o trasplantes de órganos que se realizaron antes de que las pruebas de detección del virus fueran estándar.
Aunque menos común, también puede transmitirse de una madre infectada a su hijo durante el parto y, en raras ocasiones, a través de relaciones sexuales con una persona infectada.
Síntomas de la Hepatitis C
La hepatitis C es frecuentemente conocida como una «enfermedad silenciosa» porque muchos individuos infectados son asintomáticos durante años, incluso décadas, después de la infección. Cuando los síntomas se manifiestan, pueden ser vagos y fácilmente confundibles con otras enfermedades menos graves. Los síntomas más frecuentes incluyen fatiga generalizada, dolor en las articulaciones, dolor abdominal, pérdida de apetito, fiebre leve e ictericia (coloración amarilla de la piel y los ojos). Estos síntomas pueden no ser específicos y varían en intensidad, por lo que muchas personas podrían no buscar atención médica de inmediato.
Diagnóstico de la Hepatitis C
El diagnóstico de la hepatitis C se realiza principalmente mediante pruebas de sangre que detectan anticuerpos contra el virus, indicando una exposición previa. Sin embargo, una prueba positiva de anticuerpos no necesariamente confirma una infección activa. Por lo tanto, se requiere una segunda prueba, que detecta el ARN del virus de la hepatitis C, para confirmar que el virus está presente y replicándose.
Las pruebas de función hepática también son comunes para evaluar el grado de daño hepático. Para aquellos en grupos de alto riesgo, como usuarios de drogas intravenosas y personas que hayan estado en ciertas situaciones de riesgo, se recomienda la realización regular de estas pruebas.
Tratamiento de la Hepatitis C
El tratamiento de la hepatitis C ha avanzado significativamente en la última década, transformando la enfermedad de una enfermedad crónica y potencialmente mortal a una enfermedad curable en la mayoría de los casos. Los tratamientos modernos se centran en el uso de medicamentos antivirales de acción directa (AAD), que son capaces de eliminar el virus del cuerpo en más del 95% de los casos. Estos tratamientos son generalmente bien tolerados y tienen una duración de 8 a 12 semanas, dependiendo del genotipo específico del virus y del grado de daño hepático presente.
Los AAD han reemplazado a los tratamientos anteriores que incluían interferón, los cuales eran menos efectivos y causaban efectos secundarios significativos. Ahora, los especialistas seleccionan el tratamiento basándose en el genotipo del virus, la presencia de enfermedad hepática existente, y otros factores de salud del paciente, asegurando así una alta tasa de éxito.
Es fundamental que los pacientes continúen con el seguimiento médico después del tratamiento, para asegurar la eliminación del virus y monitorzar la recuperación de la función hepática.